Papi, siempre vivirás en mi corazón, en mi mente, todos los días te recuerdo con tu sonrisa infaltable con la que me saludabas y esos abrazos inigualables, como solo tu sabias darlos. Extraño tus bromas, tus chistes y tus super anécdotas; siempre tenias algo que contarnos pero principalmente eras un amigo que estaba dispuesto a escuchar lo que teníamos para contarte y dispuesto a dar un consejo cuando lo necesitaba.

Todos los días te pienso, le pido a Dios y a la Virgencita por ti, para que estés gozando de paz y felicidad de un lugar especial en la luz de la vida eterna.

Espero volver a sentir uno de esos tus abrazos. Gracias por dejarnos ese legado de amor, valentía, positivismo y de nunca darnos por vencidos. Fuiste y serás en mi corazón un Papá INCREIBLE.

T extraño muchisimo.